Las casas de las familias beneficiadas no cuentan con los elementos básicos para que puedan desarrollar sus vidas de forma plena

Todos los días miles de familias trabajan para construir sus sueños.

La historia de Odilia, como la de muchas mujeres que viven en zonas rurales podría tener un final diferente. Sin embargo, gracias al esfuerzo de personas como tú, hoy comienza una historia nueva para ella y su familia. Odilia tiene 27 años y vive en la comunidad de Las Palomas en el municipio de San Felipe del Progreso. Tiene tres hijos y se dedica el tiempo que le queda libre a bordar servilletas para apoyar a su marido con la manutención de su familia.

Todos los días acarreaba cubetas con agua desde un pozo hasta su casa. Cinco o seis viajes al día significaban poder hacer los quehaceres de la casa, bañar a los niños o cocinar la sopa, significaban todo aquello indispensable para poder vivir. Su familia vivía en un cuarto de tabique sobrepuesto con láminas de asbesto. Decidió unirse al Programa de Vivienda porque quiere una mejor vida para ella y para sus hijos: -“tener una casa propia significa algo muy bonito, nunca me imaginé tener un lugar seguro dónde vivir y es algo que quiero ofrecerles a mis hijos-, nos dijo muy emocionada.

Imagina el futuro de sus hijos con un nuevo hogar, ¡va a ser mucho mejor porque ya sus hijos van a tener un cuarto “calientito” para dormir! No van a pasar frío; en temporada de lluvias y no se les va a gotear el agua por el techo de la casa. Hasta ahora ha cocinado toda su vida en el mismo cuarto en donde duermen ella y su familia, pero sabe que las cosas van a cambiar porque gracias a la estufa ahorradora de leña no habrá más humo dentro del hogar.

Odilia nos cuenta que está muy agradecida con todos aquellos que, como tú, han hecho posible este cambio en su vida.

Todos los días miles de familias trabajan para construir sus sueños.

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